viernes, 5 de febrero de 2016

Hay abrazos que huelen a felicidad

"La llamaron felicidad y ya, desde muy pequeña, sintió
la necesidad de ser una fugitiva. Y desde entonces,
el mundo la persigue"

                               Dani Rovira


La felicidad. Esa loca despistada que andamos buscando desesperadamente durante toda nuestra vida. Juega con nosotros al escondite, y aparece cuando menos lo esperamos. A veces, incluso, la tenemos tan cerca que no se deja ver, 

Y es por eso, que en la búsqueda esa felicidad tan remota nos preguntamos como será el momento en que la encontremos. ¿Como será ella? ¿Que aspecto tiene? ¿A que huele? ¿A que sabe? ¿Que se siente cuando la tienes cerca? 

Pues yo lo sé. Tengo la respuesta a todas esas preguntas. La felicidad huele a la comida que hacía tu madre los domingos, a las tapas del bar dónde solías ir con tus amigos, al perfume de un abrazo. 

La felicidad sabe a la comida rancia de la cafetería de la universidad que saboreáis entre risas, a las cervecitas de los domingos, a las lentejas de tu padre, a ese beso descuidado de "ahora te veo". 

Ella tiene el aspecto de ese lugar que visitas por primera vez, de una día de lluvia en que no llevas paraguas, tiene el aspecto que tiene un viejo amigo al que hace mucho que no ves y el de las personas que están contigo día a día. 

¿Cómo saber que estamos delante de la verdadera felicidad? ¿Cómo saber que estamos delante de aquella escondidiza? Pues eso amigos, es imposible de saber. Pues no hay una regla universal que se cumple cuando somos felices. A veces esta felicidad se traduce en una sonrisa, en una carcajada o incluso en un llanto. Algunas otras veces se convierte en un nudo en el estómago que no te deja respirar. Y otras simplemente produce la misma sensación que cuando llegas a casa después de un largo día. 

Entonces, la felicidad no es una fugitiva que tengamos que buscar. Ella siempre está ahí con nosotros, de una forma u otra. Solo tenemos que encontrar la manera de poder verla. 

¡SED BUENOS SI PODÉIS!

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